El mexicano: mueres de bala o de hambre
El sistema político mexicano al desnudo, pues, cada año mueran once mil personas, 30 por día, por desnutrición-hambre -según informó el propio Presidente Enrique Peña Nieto- pudiendo ser evitadas es una muestra de violencia, se deriva de un sistema que fundamenta sus relaciones sociales e individuales en la explotación, marginación y discriminación de gran parte de su población. Tan brutal, inhumano y violento es que un individuo muera torturado, baleado, mutilado a que una persona, sobre todo infante, fallezca de desnutrición, hambre, inanición.
Bertolt Brecht dijo que "en los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia". Estas dos caras de la misma moneda del sistema capitalista, ahora en su fase neoliberal, están presentes en todo el orbe, con particular énfasis en países como México, abismalmente desiguales e injustos.
Hablar de desigualdad y pobreza es referirse a dos elementos presentes en las sociedades capitalistas, son parte de su esencia, si bien en algunas de ellas las diferencias sociales son paliadas con la aplicación de mecanismos de redistribución de la riqueza, política económica que por cierto tiende a desaparecer en los países europeos en crisis.
El nivel de contraste en el nivel de vida de la población adquiere niveles dramáticos en países como México, en el que el modelo de desarrollo instrumentado en los últimos 30 años generó por un lado a un pequeño grupo de grandes oligarcas y por el otro, a 60 millones de personas que sobreviven por debajo de la llamada línea de la pobreza.
Este desequilibrio socio económico se manifiesta, no podría ser de otra manera, en todas las esferas de la actividad económica, política, cultural, social, en fin, está presente en toda la realidad nacional: en las finanzas unos cuantos bancos beneficiarios del Fobaproa, la mayoría extranjeros, controlan el mercado canalizando los recursos a la especulación en desmedro de la actividad productiva; dos grupos predominan en el mundo de la televisión, otro en la telefonía, por ejemplo.
La desigualdad se pasea, por así decirlo, por toda la geografía nacional: el campo es más pobre que la ciudad, mientras en éstas hay zonas residenciales de lujo al lado de barrios marginales, verdaderas “ciudades perdidas”; junto a polos turísticos de lujo en el Caribe, miseria de quienes laboran en ellos; el norte del país mantiene más actividad económica respecto al sur de la nación.
Mientras unos pocos tienen asegurada una existencia de holgura y despilfarro para sus descendientes a lo largo de varias generaciones, millones de mexicanos se encuentran en la
economía informal, en el subempleo y en el abierto desempleo.
Así, la crisis estructural que padece México desde hace mucho tiempo y que se ha agudizado durante los últimos años de aplicación del modelo neoliberal, presenta diversas manifestaciones, siendo una de las más significativas la migración de miles de mexicanos hacia el vecino país del norte -este fenómeno disminuyó en los últimos años por la crisis económica de EU- y las urbes mexicanas, así como la incorporación de parte de este “ejército de reserva” a las filas del narcotráfico, impelido por la pobreza y la desesperanza. Para muchos, la disyuntiva parece ser “mueres de bala o de hambre”.
La violencia tiene múltiples manifestaciones, la cultural una de ellas, y su origen se encuentra en la esencia de un sistema socioeconómico que tiene como eje rector la acumulación de riqueza a toda costa, en beneficio de unos cuantos y en detrimento de millones de seres humanos condenados a la pobreza, la miseria, la exclusión social y la frustración. La miseria es una bomba de relojería para México y la humanidad, es hora de desactivarla.
En Suma. En México, las estadísticas oficiales que se refieren a problemas económicos, políticos o sociales suelen ocultarse, manipularse o “maquillarse”, de acuerdo a los intereses de las autoridades y de los grupos de poder. Aun así, altos funcionarios se ven impelidos a dar cifras que permiten darse una idea de la dimensión de la violencia en sus dos caras, la abierta y salvaje, derivada de la presencia del crimen organizado, que en seis años dejó, según el actual secretario de Gobernación, más de 70 mil ejecuciones, aunque seguramente el número fue mucho mayor; y la estructural, silenciosa pero no menos brutal, que en el 2011 cobró la vida por desnutrición, hambre, a más de un mexicano cada hora.
ENTRE LÍNEAS…
Pos, el siniestro de la comunidad “Lázaro Cárdenas”, municipio de Arriaga, dejó al desnudo la inoperancia de Protección Civil del Estado, es decir, llegaron 40 minutos tarde, cuando la sociedad civil se volcó a ayudar y tratar de salvar a los habitantes de esa comunidad costeña.
Y lo más lamentable del caso, al otro día, trataron de minimizar los hechos, al publicitarse en todos los medios escritos y electrónicos de una “nueva cultura de protección civil”
Sin embargo, negaron que 3 mil personas fueron evacuadas, y la prensa nacional habló de ese siniestro, pero, se contradijeron al solicitar oficialmente que se declarara “Zona de Desastre”.
Precisamente, las contradicciones estuvieron al orden de día, oficialmente hablaron de 30 personas afectadas, y ante tanta incapacidad de Protección Civil del Estado, el Ejército Mexicano y la Marina, tomaron el control absoluto
Y para el colmo de los males, dos que tres funcionario que llegaron al lugar del siniestro, iban de guayaberas y de pantalón de casimir a un acto de gobierno?
De gran vergüenza la actitud de Jorge Emilio González el líder de la fracción parlamentaria del Partido Verde en el Senado de la República, luego de promover su amparo para librar el encierro en el famoso “Torito” por conducir en estado de ebriedad.
Sus argumentos dan más que pena. Uno de ellos fue “porque tenía frío, hambre y sed”…
Sin embargo, hay que recordarle al “Niño Verde” que en México hay 26 millones de almas, muriéndose de hambre, frío y sed
Tras la ola de descalificaciones reprobando su prepotencia, admitió que irá a cumplir con sus 13 horas de castigo. Vaya
Finalmente: a verdad es que la sociedad es rehén de los sindicatos tipo SNTE, IMSS, Pemex, SUICOBACH, STAUNACH y demás.
Si uno, como vil ciudadano, no pertenece a ningún de esos feudos está perdido. Simplemente no tendrá derecho más que a su pírrico sueldito, una semana o 15 días de gratificación y una semana de vacaciones. No tienes derecho a hacer “cagada” el tránsito ni a destruir la propiedad de la nación ni la propiedad privada. Tampoco tienes derecho a faltar a la chamba so pretexto de salvaguardar a la patria o porque no quieres que evalúen la calidad de tu trabajo; es más, si te enfermas es mejor que vayas a tu chamba arrastrándote, porque como no eres sindicalizado no tienes derecho a faltar por meses enteros. Tampoco recibirás gratificaciones extra por cumplir con tus obligaciones ni tendrás descuentos especiales ni nada…
Son sus derechos sindicales, derechos que pagamos todos los que no tenemos derecho a nada. Por eso entiendo que no quieran soltar el hueso. Lo que no nos damos cuenta es que si todos los viles asalariados patrióticamente nos sindicalizáramos, todos nos quedaríamos en la calle porque, a ver, de dónde saldría la lana…Nos agendamos mañana, Dios mediante