“Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado” (Lc 2, 16-21).
Mons. Rogelio Cabrera López
Al inicio de este año, nuestro sentimiento no puede ser otro que el de los pastores, quienes habiendo contemplado el amor de Dios en el niño de Belén, vuelven a su vida normal, transformados por ese amor; que se manifiesta en la alabanza y glorificación a Dios.
Quienes hemos vivido la Navidad con esperanza y fe; podremos tener los elementos necesarios para empezar este tiempo que Dios nos concede. Pues la alabanza no es solo la euforia que sale de nuestros labios, sino la actitud de reconocer con convicción la presencia de Dios.
Glorificarle, significa reconocer su divinidad y, por tanto, buscar cumplir su voluntad: “Mi Padre encuentra su gloria en esto; que ustedes produzcan mucho fruto” (Jn.15, 8).
María, quien es la fiel discípula de Dios, quien cumple la voluntad de Dios, nos enseña que aun cuando muchas cosas no se entienden inmediatamente, necesitamos ponernos en actitud contemplativa y de esperanza activa; por eso ella “guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón”.
Aprendamos a guardar elementos bellos en nuestro corazón, que no sean las situaciones lamentables las que recordemos constantemente. El año nuevo, significa renovación. En efecto, debemos renovar nuestras actitudes, nuestras acciones, nuestros sentimientos.
La vida de fe, significa movimiento constante, no puede estancarse, porque la rutina afecta todo lo bello que se tiene.
Por otro lado, en la Iglesia reconocemos en este día, la maternidad de María. Ella que es Madre de Dios y de la Iglesia, nos protege y enseña como verdadera Madre a reconocer a Jesús. Aun en medio de la sencillez: “recostado en un pesebre”.
Dios nos habla de su amor en la sencillez. Qué mejor espacio para hablarnos de su amor, que desde el corazón de una madre. María, siendo madre, nos habla del amor de Dios y nos enseña cómo debemos cumplir su voluntad.
Durante el año 2013 se presentarán nuevos retos en varios aspectos de la vida. Pero tenemos la certeza que nos permite alcanzar este año de la fe. Pues la fe nos guía a Dios, como la estrella guió a los pastores y reyes de oriente a encontrar a Jesús.
Ahora nosotros, debemos anunciar las maravillas de Dios. Los pastores de Belén, después de contemplar a Jesús, a María y a José; “contaron lo que les fue dicho de aquel niño”. Contemplación es imitación.
También nosotros, después de este encuentro personal con Dios y con nuestros familiares y amigos en la Navidad, podemos iniciar este año con nuevas actitudes e ilusiones. México, y por supuesto Chiapas, deben cambiar y encontrar nuevos rumbos para vivir en paz, dignidad y armonía.
Dios les bendiga en este año 2013