Como Presidenta de la
Comisión de Asuntos Religiosos, de la LXVI Legislatura, me adhiero al
pronunciamiento del Presidente diputado Eduardo Ramírez Aguilar y a lo dicho
por el diputado Carlos Penagos Vargas, toda vez que creo
firmemente que como diputados y diputadas nos debemos al pueblo y es nuestro
deber escuchar y atender todas las voces, por lo que considero de vital
importancia que en un tema tan delicado como es el matrimonio igualitario, es
necesario conocer el sentir de las familias chiapanecas y a los diversos
sectores de la sociedad.
En días anteriores han acudido a mí diversos grupos religiosos, en donde me han expuesto sus opiniones respecto a este tema, por lo que como diputada Presidenta de la Comisión de Asuntos Religiosos, considero es mi deber ser la portavoz de éstos, quienes se pronuncian en contra del matrimonio igualitario.
El Consejo Estatal de Iglesias Evangélicas, la Confraternidad de Chiapas A.C., y las diferentes agrupaciones de pastores, Iglesias y Ministerios de Chiapas, quienes representan a más de 5 mil congregaciones en el estado, están en contra del matrimonio igualitario, y me hicieron llegar mediante escrito su postura bíblica, histórica, legal y moral, respecto al matrimonio, la adopción de niños y la identidad de ciudadanos.
Por otra parte, el Consejo Interreligioso de Chiapas, solicita que la unión de dos personas del mismo sexo, no se denomine matrimonio igualitario, sino que tenga otra denominación como podría ser “bodas igualitarias”, “convivencias maritales”, “uniones en sociedad conyugal” entre otras, pero no de matrimonio.
También se han acercado a mí, líderes religiosos de las comunidades indígenas, en donde han expresado su descontento y preocupación por esta iniciativa, señalando que como legisladores no debemos pasar por alto que ellos se rigen por usos y costumbres, y ya expusieron su absoluto desacuerdo, ya que consideran a la familia como parte fundamental de una Sociedad, “y ésta se establece con la unión de un hombre y una mujer, siendo un sacramento y una institución cuya esencia está en la creación divina del hombre y la mujer”.
Es por ello que me pronuncio en contra de esta iniciativa, reiterando que es necesario conocer la opinión de todos los sectores de la sociedad no solo en el ámbito religioso, por lo que opino que no hay razón para acelerar las cosas, ya que esto sería una irresponsabilidad como legisladores, este tema se tratará en su momento, cuando se nos dé a conocer la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Podemos darnos cuenta que no se trata de partidos, sino de atender y escuchar las exigencias de la mayoría de los sectores de la sociedad con independencia de sus creencias religiosas, soy respetuosa de las Leyes y de los Derechos Humanos, creo firmemente que Dios nos dio el libre albedrío para que podamos decidir lo que nos parezca según nuestros propios valores, mismos que se nos enseña en la familia, en la escuela y en la convivencia social; por lo que estoy convencida que la estructura familiar debe seguir como pareja heterogénea.
En días anteriores han acudido a mí diversos grupos religiosos, en donde me han expuesto sus opiniones respecto a este tema, por lo que como diputada Presidenta de la Comisión de Asuntos Religiosos, considero es mi deber ser la portavoz de éstos, quienes se pronuncian en contra del matrimonio igualitario.
El Consejo Estatal de Iglesias Evangélicas, la Confraternidad de Chiapas A.C., y las diferentes agrupaciones de pastores, Iglesias y Ministerios de Chiapas, quienes representan a más de 5 mil congregaciones en el estado, están en contra del matrimonio igualitario, y me hicieron llegar mediante escrito su postura bíblica, histórica, legal y moral, respecto al matrimonio, la adopción de niños y la identidad de ciudadanos.
Por otra parte, el Consejo Interreligioso de Chiapas, solicita que la unión de dos personas del mismo sexo, no se denomine matrimonio igualitario, sino que tenga otra denominación como podría ser “bodas igualitarias”, “convivencias maritales”, “uniones en sociedad conyugal” entre otras, pero no de matrimonio.
También se han acercado a mí, líderes religiosos de las comunidades indígenas, en donde han expresado su descontento y preocupación por esta iniciativa, señalando que como legisladores no debemos pasar por alto que ellos se rigen por usos y costumbres, y ya expusieron su absoluto desacuerdo, ya que consideran a la familia como parte fundamental de una Sociedad, “y ésta se establece con la unión de un hombre y una mujer, siendo un sacramento y una institución cuya esencia está en la creación divina del hombre y la mujer”.
Es por ello que me pronuncio en contra de esta iniciativa, reiterando que es necesario conocer la opinión de todos los sectores de la sociedad no solo en el ámbito religioso, por lo que opino que no hay razón para acelerar las cosas, ya que esto sería una irresponsabilidad como legisladores, este tema se tratará en su momento, cuando se nos dé a conocer la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Podemos darnos cuenta que no se trata de partidos, sino de atender y escuchar las exigencias de la mayoría de los sectores de la sociedad con independencia de sus creencias religiosas, soy respetuosa de las Leyes y de los Derechos Humanos, creo firmemente que Dios nos dio el libre albedrío para que podamos decidir lo que nos parezca según nuestros propios valores, mismos que se nos enseña en la familia, en la escuela y en la convivencia social; por lo que estoy convencida que la estructura familiar debe seguir como pareja heterogénea.
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